"El panorama se presenta igual que en el 2003, cuando el Partido Popular alcanzó la mayoría de los votos y 8 concejales. En aquel entonces el apoyo definitivo para formar gobierno el PP lo obtuvo de la Agrupación Satauteña de Antonio Ojeda que, en su momento, llegó a comentar que apoyaría a la formación más votada. Sin embrago este año no hubo pronunciamientos favorables sino todo lo contrario: en la campaña electoral todos los principales lideres "fueron a por Bravo", algunos dentro del respeto y de la lógica confrontación política, otros cayeron en el error de la descalificación personal y del insulto. Por ese motivo Lucas Bravo de Laguna todavía no ha querido realizar declaraciones al respecto y en la noche de ayer se reunió con su comité de campaña para analizar los resultados y los pasos a seguir en los próximos días. El concejal que falta al PP para alcanzar la mayoría absoluta podríamos apresurarnos en localizarlo entre Coalición Canaria, Independientes por Santa Brígida y Agrupación Ámigos Demócratas, todos ellos asentados en posiciones absolutamente opuestas. No sabemos hasta que punto un acuerdo entre PP y CC estaría condicionado a instancias superiores aunque el "salvase quien pueda" entre los nacionalistas de Gran Canaria podría dar una sorpresa a todos los niveles. En cuanto a Vega, Díaz y Bravo, hay demasiado rencores entre todos ellos, quién más quién menos. Pero en Santa Brígida se han visto cosas peores...y las palabras se las lleva el viento. Tampoco sería descabellado que el Lucas Bravo llegase a un acuerdo "histórico" de compromiso con el PSOE, un pacto de gobernabilidad en el que tendrían cabida no sólo Dominica Fernández sino más concejales socialistas, todo ello de cara a la estabilidad en los próximos cuatro años. En la actualidad es la hipótesis más remota y la menos natural.
De otra manera, para dejar fuera al PP, habría que conformar una gran coalición entre PSOE, VERDES, CC (hasta aquí todo normal) y los ex - alcaldes Carmelo Vega y Antonio Díaz. Demasiados gallos en el mismo corral."
Una día más el despertador sonó incansable hasta apagarlo, despertándonos a la realidad cotidiana. Pero queríamos seguir durmiendo un rato más...
(Romano Brusini)