Entre el viernes y el próximo martes lo harán los alumnos de la enseñanza post-obligatoria de Bachillerato: algunos de ellos se estarán "frotando las manos" con la polémica decisión de dejar pasar de curso a alumnos que sumen 4 suspensos. El mensaje es simple: como el Gobierno no puede evitar el fracaso escolar, se rebaja la exigencia adoptando la educación a las exigencias del alumno, cuando el sentido común indica que debería ser al revés.
Cabrera enfrenta unas estadísticas preocupantes en lo que concierne al fracaso escolar y decide abordar el problema -léase, mejorar las estadísticas- premiando a los peores. Con esta medida teñida de lo peor del pensamiento "progre", se confunde exigencia con represión, abonando el camino al desastre. La ministra de Educación anunció ayer en el Congreso una reforma del Bachillerato para flexibilizar el nivel de exigencia en la etapa escolar inmediatamente previa a la Universidad.
Hasta ahora, los estudiantes tenían que repetir el con más de dos asignaturas suspensas. En España hay dos años de bachillerato, pero con el sistema que propone el Ministerio, se convertirán en tres o en cuatro, que es el tope más allá del que ya no se podrá repetir.
Lejos de corregir errores anteriores producto de leyes grandilocuentes y sin contenido, el Gobierno está dispuesto a persistir en la equivocación, con una reforma que va en la dirección contraria a las necesidades del sistema educativo español.
«Si un alumno consigue superar varias asignaturas en un curso -dijo la ministra- ¿es lógico penalizarle obligándole a repetirlo completo? Eso es una invitación al abandono». Es lo contrario: es una invitación a la relajación, transmitiendo el mensaje de que aquí los únicos culpables son los docentes.
El planteamiento no puede ser más equivocado. La obligación de repetir curso con suspensos es una invitación al estudio y al esfuerzo. Por el contrario, el mensaje que lanza el Ministerio a los alumnos con esta reforma no puede ser más letal para la Educación.
Incluso si las cuatro son Matemáticas, Lengua, Inglés e Historia. La reforma será un auténtico torpedo a la cultura del esfuerzo y el Gobierno haría bien en pensárselo dos veces antes de ponerla en marcha. Muchos, con horror, piensan en que ocurrirá si las elecciones de marzo de 2008 las gane otro partido...